Durante su turno, cada jugador puede regalar una carta de su mano, a otro jugador cualquiera.
Con este Escenario se relajan las cosas un poco. En el oeste también había grandes amigos capaces de renunciar a lo suyo propio para poder ayudar al prójimo. En más de una partida, nos gustaría poder compartir alguna carta con algún compañero que le vemos en apuros o para podele ayudar a liquidar a algún enemigo común. Pero este Escenario también lo podremos utilizar para hacernos pasar por amigo, cuando nuestra verdadera intención es muy diferente. Creo que la estrategia de los diferente roles, pueden beneficiarse mucho en este momento. Unos para ayudar sinceramente a quien lo necesite. Otros, para conseguir mayor confusión sobre su intención.
Aclaro que la carta debe ser de la mano y no de las cartas que el jugador tenga en juego en frente de él. De modo que si quiere regalar una carta suya en juego, primero tendrá que utilizar un Pánico sobre sí mismo para recuperar dicha carta, y luego regalarla a quien desee.
La película a la que hace referencia es "Del Infierno a Texas" de Henry Hethaway, en la que un vaquero es perseguido cruelmente por el padre del hombre al que mató en defensa propia. Cegado por la venganza, el padre no reconocerá la bondad del fugitivo hasta que le muestre que es capaz de sacrificar su propia vida, por salvar a uno de los suyos. Este peculiar fugitivo, consigue la ayuda de aquel con quien se encuentra al ganarse su simpatía y, con ello, más de un regalo.
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